El cambio.

El cambio. El cambio es bueno, me repito una y otra vez dentro de mi cabeza. Solo un enemigo, el miedo. Algo que te retiene convenciéndote que te acostumbrarás a la situación en la que vives. No es para tanto, dice. Y finalmente te lo crees, temporalmente. Llega el momento de explotar. No controlar tus sentimientos. Alejarte de las personas. No crear momentos. Hacerte tu propia enemiga. Y seguirás convenciéndote que es normal. Que es tu forma de ver la vida, que más adelante todo surgirá como debe ser. Solo esperar. Mirar el tiempo pasar. No hacer nada. Conformándote. El miedo, ese gran sentimiento. El que hace reaccionar, te hace reaccionar de que las cosas no van como esperabas. Van en la dirección opuesta. Cuando eras pequeño te imaginabas otra vida. Más feliz. Sin problemas. Ser adulto significaba no preocuparte y sonreírle a la vida. Pero no era como te esperabas, lo contrario a eso. No pensabas que sería oscuro gran parte de ella. Soñabas con viajar, descubrir sentimientos, e incluso ser bibliotecaria para estar dentro de cada novela antigua y futura y soñar que es tu propia realidad ideal. Ahora entiendes que vives en la vida real. En tu vida no real y... ¿Dura? Un poco, no quieres pensar en eso. Solo que es tu vida. TU vida. No puedes conformarte con lo que estás observando. ¿Era lo que siempre has querido? ¿Lo que soñabas de niña? No. Ese pequeño monosílabo puede ser tu salvación. Para siempre. Es hora de reaccionar. Enfrentarse a lo desconocido. Y sobre todo, al miedo de reconocer tu situación. Solo TU situación. De ser egoísta por una vez y pensar solo en lo que tú sientes. No tener a veces en cuanta a los demás y seguir adelante. Ya has conseguido el primer paso. Poco a poco. Hora de comenzar a realizar tus sueños. No quedarse en la cama llorando hasta dormirte y comenzar a renovarte. Ser la propia acción de tus acciones. De cambiar el mundo cambiándote a tí misma. Y como dicen, para encontrarte a ti misma antes tienes que perderte. Perderte en tí encontrarás de verdad quien eres. A veces es necesario llegar a la oscuridad para valorar todo lo que te rodea. No será fácil pero lo encontrarás. Entenderás por qué eres quien eres. Seguirás llorando, seguirás sin entender el por qué de muchas cosas y personas. Pero comprenderás que es necesario para vivir. Para ver lo duro que es la vida. Que tu situación es una mínima parte de lo que de verdad está ocurriendo. Personas valientes que no se consideran así, generosas y compasivas. Sobran personas comunes y hacen faltas héroes cotidianos. Aquellos que sonríen aun sin ganas, que animan aun cuando no tienen un ápice por luchar por sus vidas. Esas. Esas personas son mis héroes y heroínas personales. Tan cerca y tan lejos. Extrovertidos e introvertidos. No encuentro palabras para describir la sensación que experimento en estos momentos. ¿Bueno? ¿Malo? Solo sé que necesitamos sentir para vivir. Para convertirnos de personas sin corazón y egoístas en héroes personales de alguna persona que lo necesite.
No sé escribir. No me importa. Solo entenderme. Necesitamos entendernos para ser más felices. Es el primer paso para el cambio. El cambio. Primera palabra en el vocabulario de nuestra vida. 

No seamos comunes. Seamos especiales. ÚNICOS. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

ENTRETENTE! :D

Never Mind

Sentir miedo es válido